lunes, 12 de marzo de 2012

Circos y anfiteatros

































































































Los aspirantes a gladiadores hacían el siguiente juramento: "uri, vinciri, verberari, ferroque necari" (ser quemado, atado, golpeado y muerto a hierro), es decir, juraban luchar hasta morir.

Los combates de gladiadores empezaban a la hora en punto (sine ulla dilatione), si el tiempo no lo impedía (qua dies permittat). Se iniciaba con un paseíllo y frente a la tribuna saludaban "Ave, Caesar, morituri te salutant!". En los combates, cuando un gladiador caía herido levantaba la mano izquierda pidiendo gracia a los espectadores que, con pañuelos y el pulgar hacia arriba, lo perdonaban y hacia abajo o gritando ingula! (degúéllalo) pedían su muerte. Como premio, el ganador recibía una corona o palma y daba lo que hoy llamaríamos "la vuelta al ruedo" entre aplausos. Los gladiadores contaban sus triunfos por palmas, era su "palmarés". Tras determinado número de victorias, como símbolo de jubilación, podían recibir una espada de madera (rudis), aunque solían seguir como entrenadores en las escuelas de gladiadores.























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